El ojo es el órgano del cuerpo que permite la interacción visual con el mundo exterior. Aunque se encuentra protegido por el párpado, su exposición al medio ambiente y el avance de la edad puede permitir el contagio de muchas enfermedades. Una de las afecciones más comunes que afectan al ojo después de que se cumplen los cuarenta años son las cataratas. No obstante, pueden ser eliminadas mediante la aplicación de un procedimiento quirúrgico sencillo llamado facoemulsificación.

¿Qué es la facoemulsificación?

La facoemulsificación es una intervención quirúrgica para eliminar de forma definitiva las cataratas en los ojos. Es un procedimiento simple que tiene una duración de diez minutos y en casos de complicaciones, las cuales sucede en muy pocas ocasiones, puede alargarse a un máximo de veinte minutos. Con la facoemulsificación la recuperación del paciente es más rápida y su mejora visual es inmediata con resultados positivos del cien por ciento.

¿Para qué sirve la facoemulsificación?

La facoemulsificación se utiliza para la eliminación completa y definitiva de las cataratas en los ojos. Las cataratas son una formación blanquecina que nace en el lente natural del ojo, el cual debe ser transparente para permitir la refracción de luz, esta es la que permite que el ojo ver los colores y tener visión de su entorno. Cuando las cataratas cubren este lente, la persona comienza a perder la visión poco a poco.

La facoemulsificación busca eliminar todos los síntomas consecuentes de las cataratas, por ejemplo, visión borrosa, visión desenfocada, manchas blancas en la vista, molestia al contacto con luz intensa y alteración del color visual. Este último puede hacer que la persona vea su entorno de un color más amarillento o más brillante. Algunos individuos pueden ver los demás colores con tonalidades opacas.

¿Cómo se realiza la facoemulsificación?

La facoemulsificación consta de una serie de pasos. El oftalmólogo especialista debe hacer una revisión previa antes de la cirugía, para determinar si la misma es conveniente para el paciente. También determinará la gravedad y el avance de la catarata. Una vez que se han hecho todas las verificaciones de salud, el paciente se encuentra listo para ser operado.

1. Se acesta al paciente en una camilla especial. El procedimiento no requiere anestesia, ni sedación, pero se pueden ofrecer calmantes para aliviar los nervios y la tensión. El médico desinfecta la zona y aplica unas gotas de anestesia directamente en el ojo. Luego utiliza pinzas para mantener el ojo abierto, de forma que aumente el espacio para manipular con mayor libertad los instrumentos quirúrgicos y evitar el parpadeo.
2. Se realiza una incisión de 1.5 mm a 2 mm de ancho en el ojo, con esto se accede a la cápsula del cristalino. Por lo diminuto de la incisión, esta no requiere sutura una vez finalizada la intervención.
3. Para proteger el área ocular, se introduce en la incisión, a través de un tubo, un líquido que le permite al especialista tener una mejor visión. Al introducir el líquido en el ojo este permite que la zona mantenga se mantenga húmeda, lo cual es el ambiente natural del lente. Adicionalmente produce una ligera separación entre el lente y la cápsula del lente lo que le ofrece al médico más espacio para realizar el procedimiento.
4. A continuación se accede a la catarata. Con una sonda ultrasónica se fragmenta la catarata, los residuos de esta son aspirados por la sonda. El lente natural del ojo también es aspirado por la sonda.
5. Una vez que se extrae toda la catarata, se procede a insertar el lente artificial. Este es escogido por el médico, específicamente para cada paciente. Si es un lente plegable, el doctor puede doblar el lente e introducirlo por la incisión realizada para la sonda, una vez dentro, este se abre y se adapta. Pero, si el paciente necesita un lente más grueso que no es tan flexible, se debe aumentar el tamaño de la incisión para introducirlo.

Finalizada la operación, se coloca antibiótico en gotas, y el paciente puede levantarse y mirar con completa tranquilidad. Se trata de un proceso ambulatorio, la persona será dada de alta el mismo día. La facoemulsificación tiene una duración de diez a quince minutos.

¿Cómo es la recuperación de la facoemulsificación?

La recuperación de la facoemulsificación es rápida, pero amerita ciertos cuidados. Luego de la cirugía, el ojo no se venda, la persona podrá ver inmediatamente. El médico recetará el uso de una serie de antibióticos y calmantes; aunque la presencia de dolor es mínima, los antibióticos son de uso obligatorio para evitar una infección.

El paciente utilizará lentes especiales mientras transcurre el proceso de recuperación. También debe mantener reposo durante una semana, en este tiempo no debe tocarse el ojo ni exponerse a luces fuertes. El médico recomendará el uso de lentes de sol, al menos durante un mes. Luego de tres semanas el ojo estará completamente sano y cicatrizado.

¿Cuáles son los riesgos de la facoemulsificación?

Si el procedimiento es realizado por un especialista, no deberían existir problemas. La intervención es tan sencilla que los riesgos son mínimos, sin embargo el paciente debe mantener ciertos cuidados, como por ejemplo, no tocarse el ojo o no exponerse al sol.

Si el operado no sigue las instrucciones del médico, puede contagiarse de una infección. Esta puede traerle como consecuencia fiebres altas, dolores de cabeza y oculares, malestar general, y en casos graves, drenaje de líquido del ojo.

Estos síntomas suceden en casos mayores de descuido y falta de atención. Un paciente que cumpla con las indicaciones del médico tendrá una recuperación rápida y sana.

La facoemulsificación es un procedimiento efectivo y seguro, los pacientes que padecen de cataratas puede sentir seguridad de que es una solución permanente de la afección. La intervención es rápida y las probabilidades de complicaciones son bajas. Si padeces de cataratas en los ojos, esta es la mejor solución; tu visión mejorará de forma permanente.

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